Los usuarios de CAA a los que entrevistamos compartieron diez estrategias u opiniones específicas que parecen ser las más universales.
1. Un buen interlocutor respeta el esfuerzo que requiere la CAA
Para la mayoría de personas, la CAA es mucho más exigente que el habla (solamente una minoría de usuarios de CAA cree que hablar es más difícil que utilizar CAA). Utilizar CAA requiere mucho esfuerzo. Cuando hablamos utilizando nuestra lengua materna, normalmente solo pensamos en la idea que queremos expresar; las palabras en sí, parece que salen solas. En cambio, la CAA requiere un esfuerzo mucho más consciente que el que dedican para hablar los que no tienen dificultades para hacerlo. Hay que buscar cada palabra de una en una. Para algunos usuarios de CAA, conseguir la coordinación motora necesaria para escribir una sola palabra ya supone un esfuerzo enorme. Un buen interlocutor respeta ese esfuerzo. Muestra dicho respeto aceptando la comunicación, independientemente de la forma o la combinación de formas que el usuario de CAA haya elegido para comunicarse: gestos, vocalizaciones, expresiones faciales, CAA, etc.
2. Un buen interlocutor es paciente y espera
La CAA requiere más tiempo. De hecho, mucho más tiempo. En general, una persona dice 2 o 3 palabras por segundo de promedio, o entre 150 o 170 palabras por minuto. Una persona experta en mecanografía puede escribir 75 palabras por minuto, mientras que una persona corriente no llega a escribir 40 con el teclado. La mayoría de nosotros solamente podemos escribir una cuarta parte de lo rápido que podemos hablar. La mayoría de usuarios de CAA no elaboran sus mensajes en los contextos más adecuados para escribir, y muchos de ellos también tienen que hacer frente a dificultades adicionales que ralentizan la comunicación. Algunos usuarios, al igual que le pasa a algunas personas al hablar, necesitan un poco más de tiempo para concretar lo que quieren decir. Un usuario de CAA promedio puede escribir unas 15 palabras por minuto. Un buen interlocutor sabe escuchar con paciencia. Después de saludar al usuario de CAA o de hacerle alguna pregunta, espera tanto tiempo como sea necesario para escuchar la respuesta. Uno de los comentarios que más escuchamos en las entrevistas fue el siguiente: «dame tiempo y espacio para que no sienta que me estás metiendo prisa».
3. Un buen interlocutor ayuda a gestionar el ruido
La CAA afecta la manera en la que experimentamos el ruido. La mayoría de SAACs que leen mensajes en voz alta cuentan con un volumen limitado. El volumen de un dispositivo de CAA no puede variar tan fácilmente como podemos hacerlo al hablar, pasando de susurrar a gritar en la misma frase. El ruido que hay en una cafetería, en la oficina o en clase puede debilitar el volumen del dispositivo de CAA. Además, la mayoría de usuarios de CAA nos han contado que son extremadamente sensibles al ruido de fondo. Tienen dificultades para procesar el habla en ambientes ruidosos. Un buen interlocutor ayuda a gestionar el ruido. Para ello, puede que decida trasladar la conversación a otra habitación o elegir una cafetería distinta en la que quedar para comer. También puede significar que la conversación siga por escrito, a través del correo electrónico, de mensajería instantánea o de las redes sociales. Esto permitiría que la comunicación pase a un terreno neutro, ya que los dos estarían utilizando el mismo método para comunicarse: la CAA o la escritura.
4. Un buen interlocutor ayuda a gestionar el espacio físico
La CAA cambia la forma en la que experimentamos el espacio físico. La luz solar intensa puede hacer que ver la pantalla del dispositivo sea difícil. Puede que los usuarios de CAA necesiten un acceso frecuente a tomas de corriente para cargar el dispositivo. Es posible que la mesa o el escritorio tengan que ser de mayores dimensiones, para que puedan caber tanto el portátil o la comida como el dispositivo de CAA. Puede que los usuarios de CAA necesiten espacio extra para escribir o seleccionar iconos. Puede ser más difícil estar de pie mientras se utiliza CAA que mientras se habla, especialmente si el dispositivo tiene que apoyarse en algún lugar. Además, hay que tener en cuenta los problemas de accesibilidad que experimentan muchos usuarios de CAA al usar sillas de ruedas u otros dispositivos médicos. Para algunos de ellos, es posible que hasta salir de casa sea complicado. Un buen interlocutor intenta encontrar los espacios más accesibles para el usuario de CAA.
5. Un buen interlocutor mira a la persona, no al dispositivo
La CAA cambia el ritmo y la forma en que se comunican los mensajes. Por ejemplo, puede que un usuario de CAA aporte sus ideas en una conversación mediante un iPad. Construye el mensaje y, a continuación, activa la función que reproduce el texto en voz alta. Para aquellas personas que se comunican normalmente con el habla, esta se desarrolla de forma simultánea con el pensamiento; sin embargo, en los usuarios de CAA existe un desfase entre habla y pensamiento, ya que hablan con un dispositivo o a través de él. El usuario de CAA tiene que realizar las expresiones faciales a medida que el mensaje se reproduce, en vez de que sus expresiones puedan ser simultáneas con el habla, como sería lo natural. Un buen interlocutor sabe que es muy importante dirigir la mirada al usuario de CAA mientras se reproduce el mensaje en vez de hacerlo al dispositivo. Además, ha aprendido a respetar estos cambios en el ritmo de los mensajes.
6. Un buen interlocutor presta atención al mensaje y a otras pistas para entenderlo
La CAA, al igual que todos los mensajes impresos, se puede entender mal más fácilmente que el habla. Con el habla, la mayoría de nosotros podemos expresar sarcasmo, humor e irritación o hacer preguntas. Nuestro tono de voz y ritmo no es el mismo cuando expresamos una opinión que cuando hacemos un comentario un poco más frívolo. Ponemos énfasis en palabras clave para transmitir el significado. Por ejemplo, con estas dos palabras, «te gusta», podemos hacer un simple comentario, una pregunta o expresar incredulidad y hasta horror con tan solo poner el énfasis en una de las palabras o cambiando el tono. Las voces digitales son mucho menos flexibles. Un buen interlocutor es atento y observador. En vez de sacar sus propias conclusiones sobre lo que el usuario quiere decir, intenta detectar otras pistas. Valora activamente los distintos sentidos que puede tener el mensaje y, si es necesario, hace preguntas para aclararlo.
7. Un buen interlocutor no domina la conversación
La CAA cambia la rutina de una conversación. Una conversación es un diálogo entre dos o más personas. Se construye de manera conjunta. No es un interrogatorio, en el que una persona hace preguntas mientras la otra solamente responde. Tampoco es un monólogo en el que la otra persona solamente observa y escucha. Las personas que utilizan el habla para comunicarse tienen ventaja en las conversaciones con los usuarios de CAA. Para una persona que utiliza el habla es fácil controlar y dominar una conversación, hasta pueden cambiar drásticamente de tema mientras el usuario de CAA todavía está creando su mensaje. Un buen interlocutor intenta conseguir una forma activa una igualdad de condiciones entre él y el usuario de CAA. Lo que intenta es encontrar formas de dar el control explícito de la conversación al usuario de CAA. También deja el tiempo suficiente para que el usuario de CAA tenga su turno en la conversación.
8. Un buen interlocutor respeta la voz de un usuario de CAA
Utilizar CAA es algo profundamente personal, al igual que usar nuestra propia voz también lo es. Nuestras voces son el reflejo de nuestra identidad. Pueden reflejar nuestra edad, nuestro origen cultural, la forma en que expresamos nuestro género, cómo nos educaron y dónde vivimos. Es evidente que un adolescente estadounidense, un niño neerlandés y un jubilado australiano sonarán muy distintos entre sí. Dar forma a nuestra voz es una parte clave de la manera a través de la cual expresamos nuestra identidad. Aunque actualmente existe una gran cantidad de voces entre las que elegir para hacer uso de la CAA, siguen faltando voces digitales para la mayoría de acentos regionales o que reflejen distintas identidades. Para los usuarios de CAA es importante que exista un número cada vez mayor de personas que promuevan la necesidad de contar con más opciones de voces. A menudo, el diseño de un dispositivo de CAA es impersonal. Es una máquina. Algunos usuarios utilizan voces digitales, mientras que otros utilizan las voces grabadas de otras personas. ¿Puedes imaginarte ser un adolescente que a veces hable con la voz de su madre, a veces con la de su hermana y otras veces con la de su profesor? Puede que algunos usuarios de CAA se muestren un poco reticentes a usar el dispositivo de CAA como una extensión de su propia voz. Es probable que quieran dedicar mucho tiempo a asegurarse de que la voz y las palabras reflejan verdaderamente su identidad. Un buen interlocutor sabe cómo se siente el usuario de CAA acerca de su voz y respeta estos sentimientos y las limitaciones del sistema.
9. Un buen interlocutor siempre pide permiso
La CAA puede convertirse en una extensión de la voz del usuario de CAA. Hay personas que puede que consideren intrusivo el hecho de que los demás intenten tocar o utilizar su SAAC. Un usuario de CAA incluso lo comparó con que alguien abriera tu boca e intentara explorar tus cuerdas vocales. El vocabulario individual, los mensajes preprogramados y el historial que se guarda en el dispositivo pueden ser muy personales. Un buen interlocutor siempre preguntará antes de intentar mirar, tocar o utilizar el dispositivo de un usuario de CAA. Puede que algunos usuarios de CAA prefieran que utilices tu propio dispositivo antes de que toques el suyo.
10. Un buen interlocutor entiende que la comunicación se lleva a cabo de acuerdo a las condiciones del usuario de CAA
La CAA es una tecnología revolucionaria y transformadora. Puede llevar a alguien del aislamiento y la impotencia a la conexión y la autonomía. Aun así, también puede ser muy limitante e imperfecta. Es muy posible que incluso la CAA más avanzada no pueda llegar a ser tan expresiva, flexible o personal como el habla. Es posible que algunos usuarios de CAA tengan una relación de amor-odio con su dispositivo. Puede que algunos tengan miedo a depender totalmente de él, ya que no sabrían qué hacer si alguien les quita su dispositivo de CAA, este se rompe o no está disponible. Un buen interlocutor no impone sus propios pensamientos en los usuarios de CAA diciéndoles cómo deberían sentirse con respecto a sus dispositivos. No insiste ni en que la persona deba utilizar CAA, ni en que no tenga que utilizarla, sino todo lo contrario: un buen interlocutor está tan interesado en lo que el usuario de CAA tiene que decir que acepta todo tipo de comunicación, independientemente de la forma en la que el usuario se exprese y el tiempo que tarde en hacerlo.
«Mi persona favorita con la que comunicarme es mi pareja. Es muy comprensivo y siento que nunca me juzga.
Si estoy comunicándome con el habla y empiezo a tener dificultades para ello, me recuerda que puedo utilizar mi iPad (a veces se me olvida). Espera pacientemente a que escriba o encuentre los pictogramas en Proloquo2Go.
Suelo cambiar frecuentemente entre la CAA y el habla, y él es muy comprensivo con eso. No le desconcierta ni le da más valor a una forma concreta de comunicación.
Lo que valora es que me comunique, independientemente de la manera en que lo haga. Me escucha».
~ Oliver Waite, usuario de CAA
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Resumen
Todos los usuarios de CAA necesitan que se les apoye desde una perspectiva específica y personal. Un buen interlocutor es respetuoso y paciente con los usuarios de CAA: escucha, espera y pregunta cómo puede ayudarlos con mayor eficacia.
Enlaces y referencias (en inglés):