En los comienzos
La mayoría de los primeros Sistemas de Comunicación Aumentativa y Alternativa (SAACs) solo se podían utilizar en un idioma. Además, los pocos que sí contaban con más de un idioma disponible no eran sistemas integrados. Tenías que elegir qué idioma querías utilizar. Cambiar de idioma era extremadamente complicado o prácticamente imposible. Es por eso que esos sistemas no ofrecían una experiencia acorde a las necesidades de alguien que usara dos idiomas en su día a día.
Una de nuestras ideas fundamentales es que la CAA tiene que ser una herramienta que permita al usuario explorar las realidades del uso del lenguaje y no un reglamento estricto que dicte cómo debe usarse dicho lenguaje. Teniendo esto en cuenta, queríamos desarrollar un sistema que permitiera un uso bilingüe real. Para ello, era necesario ofrecer a los usuarios bilingües el vocabulario, las voces y los patrones de uso más apropiados para sus capacidades multilingües. Desde el principio, también decidimos que esto no fuera una función premium ni un complemento con un coste adicional. Nuestros usuarios no deberían tener que pagar más para comunicarse en los idiomas que son parte de su vida.