El problema
Independientemente de cómo sucede, el desarrollo de habilidades lingüísticas es una tarea compleja que requiere tiempo y esfuerzo. Piensa en lo siguiente: los bebés necesitan estar más de un año expuestos constantemente al lenguaje de toda la gente que les rodea para ser capaces de decir tan solo unas pocas palabras. Es un proceso gradual que requiere memorización y está basado en el método de prueba y error.
Cuando empezamos a visitar escuelas y a hablar con padres de usuarios de Comunicación Alternativa y Aumentativa (CAA), pudimos observar por qué muchos de ellos eran reacios a ofrecer un sistema con un vocabulario completo y amplio a nuevos usuarios de CAA que acababan de empezar a adquirir habilidades de comunicación básica. Lo que muchos temían era que si un usuario de CAA se sentía frustrado o agobiado en una fase demasiado inicial, sería complicado conseguir que siguiera usando la CAA para comunicarse.
Sabemos que muchos logopedas consideran que lo más eficaz es asumir que existe competencia por parte del usuario. Una manera de hacerlo es ofreciéndole tantas palabras como sea posible en cuanto empiecen a usar la CAA. Sin embargo, lo que queríamos lograr era un equilibrio para nuestros usuarios: que tuvieran acceso a lo que puede que quisieran decir y, al mismo tiempo, que se pudieran introducir palabras de una manera que podría considerarse menos abrumadora.