A los 9 años por fin encontré una manera para aprender a leer. Fue en el verano entre 3º y 4º de primaria, después de que mis profesores de educación especial se hubieran pasado los dos años anteriores haciendo todo lo que estaba en sus manos para enseñarme a descifrar el lenguaje escrito. Nos fuimos de viaje en coche con mis padres y, para que se me pasara el trayecto más rápidamente, me compraron algunos cómics para que al menos pudiera mirar los dibujos.
Gracias a esos cómics empecé a leer y nació mi pasión por los X-Men. Me gustaban tanto que hasta empecé a hablar sobre ellos con mis compañeros de clase y, un día, uno de los terapeutas nos dijo algo que nos dejó entusiasmados: ¿Qué me diríais si os digo que todos podéis CONVERTIROS en uno de vuestros X-Men favoritos? Nos trajo una copia del juego de rol de Batman (parecido a Dragones y Mazmorras, pero con superhéroes), nos ayudó a crear los personajes, preparó el juego con los personajes de X-Men usando las reglas y... el juego me enganchó desde el primer momento.
Tengo autismo y, por ello, siempre he tenido dificultades a la hora de usar el habla y socializar. Recibí distintas formas de educación especial hasta los 13 años y fui al logopeda hasta que cumplí los 10 años. Siempre he tenido ENORMES dificultades para relacionarme con mis compañeros, pero gracias a los juegos de rol de mesa, de repente encontré una manera para conectar con los demás. Gracias a ellos no solo pude poner en práctica un conjunto de habilidades sociales con las que tenía dificultades en clase, sino que también me ayudaron a aprender a comunicarme de manera efectiva.
Comunicarme mediante el habla siempre ha sido un acto estresante y agotador; sin embargo, en los juegos de rol he encontrado un espacio seguro en el que puedo poner en práctica mis habilidades comunicativas de una forma más eficaz, donde todo el esfuerzo merece la pena. Son muchos los factores que favorecen mis deseos de comunicación: se trata de un plan en el que participan unas pocas personas, me emociono tanto que logro estar profundamente involucrada en la historia y tengo que hablar como si fuera un personaje distinto a mí. Los juegos de rol se convirtieron en el único lugar en el que no hacía falta que hablara de forma neurotípica; de hecho, mi manera especial de comunicarme no solamente era aceptada sino que se fomentaba, especialmente cuando ello me permitía involucrarme en mayor grado en la historia.
Empecé a utilizar CAA a finales de 2017, después de que mis padres me regalaran un iPad con Proloquo4Text para Navidad, y desde entonces lo he ido utilizando cada vez más. Se ha convertido en mi modo principal de comunicación, ya que es la forma de comunicarme más eficaz y organizada que tengo y, además, no me genera ningún tipo de estrés. Todo esto sorprendió a los que estaban acostumbrados a jugar conmigo, ya que hasta ese momento hacía enormes esfuerzos para hablar con cierta elocuencia durante las partidas, pero la aceptación que he recibido desde entonces por parte de mis amigos y de la comunidad de aficionados a los juegos de rol ha sido fantástica. He tenido que buscar la manera de poder comunicarme eficientemente para jugar a mi nuevo hobby favorito, lo que me ha llevado a sacar varias conclusiones sobre los juegos de rol. Son sin duda un excelente recurso, ya que sirven de herramienta para socializar y cuentan con un gran potencial para que los jugadores mejoren sus habilidades comunicativas, ya sea mediante CAA (tanto de tecnología avanzada, como de comunicación en papel, lenguaje de signos, etc.) o mediante el habla.