La conversación entre Pam y Josh ocurrió en inglés. La traducción a continuación es una adaptación de esa conversación.
Me gustaría contar una historia sobre mi hijo Josh y yo, con su permiso, por supuesto.
«Furioso»
Hacía rato que había pasado la hora de irse a la cama y, por segunda vez, se había quitado la ropa y lanzado el pijama al otro extremo de la habitación.
—¿Qué ocurre, Josh?
—FURIOSO.
Yo estaba desconcertada. Parecía que Josh sabía exactamente lo que quería, pero no podía decírmelo. Solo decía «FURIOSO».
Le ayudé a ponerse otro pijama y a meterse de nuevo en la cama.
Pero ahí no acabó todo. En un abrir y cerrar de ojos, se había vuelto a quitar los pantalones y los había lanzado por encima de mi cabeza.
—FURIOSO.
Josh agarró su tablero de letras y deletreó «P-A-M-P-A-L-O-N-G-R-A-Y-A-S».
Bien, era un avance. Pero ¿qué demonios significaba PAMPALONGRAYAS? —Deletréalo otra vez, Josh. Ve despacio.
—«P-A-M-P-A-L-O-N-G-R-A-Y-A-S».
El miedo de siempre empezaba a aparecer. Josh tenía algo importante que decirme y no lograba hacerlo. Qué rabia. Yo estaba cansada y él también, y lo único que podía decirme era que estaba furioso por un pampalongrayas.
Repetí en mi cabeza la palabra varias veces, para ver si así lograba encontrarle sentido.
PAMPALONGRAYAS. GRAYAS. PAMPALÓN. GRA-YAS. PAMPALÓN. PANTALÓN.
—¿Pantalón de rayas?—le pregunté.
—«SÍ», asintió con la cabeza.
Quería ponerse el pantalón de rayas. Después de ponérselo, se acomodó en la cama y se durmió.